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HACER DEMOCRACIAS RESILIENTES Y COMPLETAS, PARA DERROTAR EL FANTASMA DEL ETERNO RETORNO

Conforme avanza y se profundiza el monumental reacomodo geopolítico, social, y económico del mundo que vivimos, la sensación de cambio que impacta la piel y enrarece el aliento, pareciera comenzar a aparecer envuelta en aquella famosa sentencia que Nietzsche definió como el eterno retorno. Ese concepto circular de la historia que niega su linealidad, para subrayar su sentido cíclico y afirmar que, una vez cumplido cada ciclo, los mismos hechos vuelven a ocurrir en distintas circunstancias, pero de manera semejante.

Una definición que también apunta Lasalle en su Die Philosophie Heraklitus der Kunkeln, cuando llama a no olvidar el apotegma inmortal de Heráclito el Oscuro, recogido por Marx a través de Hegel, que dicta: “Todo se mueve, se niega, deviene; todo está en eterno retorno”.

Todos los días afrontamos manifestaciones de visiones y propuestas contrarias a los fundamentos democráticos que unas pocas décadas atrás considerábamos imbatibles. Ya no es sólo que los populismos se hayan fortalecido en los intersticios de las debilidades que abrieron las democracias incompletas, resultado de su sesgo electoralista, agravado por la enorme desigualdad que el modelo mercado-céntrico les descargó. Ahora asistimos, una vez más, al franco asenso de la extrema derecha que, envalentonada, considera que es hora salir a vengar en batalla las afrentas históricas de los hijos de la ilustración. No es referir sólo lo obvio, su arribo al poder en Italia, como antes lo hizo en Hungría, Brasil, o hablar de Trump y su lucha negacionista, o su crecimiento en España y varios etcéteras, como el ingenuo acercamiento de conservadores moderados, liberales y democristianos con la ultraderecha, como antes sucedió con Hitler en los estertores de la República de Weimar.

Impactan hechos como los señalados en el buen reportaje de AP denominado “En pueblos pequeños de EU temen ataques a la democracia: Es el bien contra el mal” (https://www.sinembargo.mx/30-11-2022/4292343) que narra en detalle cómo, desde pequeñas comunidades de gente muy tradicional, que se informa por internet, se alimenta “un creciente movimiento conservador de derecha que mira a Estados Unidos como un lugar oscuro, peligroso, donde la democracia está siendo atacada por un gobierno tiránico”. Una nota que me recuerda la magnífica obra del nobel Vargas Llosa, La Guerra del Fin del Mundo, donde recrea el dramático final de la Guerra de los Canudos, en el nordeste brasileño, que se desarrolla en 1897, a manera de una cruzada destinada a restaurar los principios del “Buen Jesús”.

Sorprende también la reciente noticia de BBC, sobre el arresto en Alemania de 25 personas acusadas de planear un golpe de Estado con la participación de un noble, exmilitares y políticos (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-63888238) o las recientes reuniones nazis en México, periodísticamente expuestas por El País (https://elpais.com/mexico/2022-11-08/cientos-de-neonazis-celebran-un-salvaje-concierto-clandestino-en-la-capital-mexicana.html)

Sin, por supuesto, dejar de lado la reunión de la denominada Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), en la Ciudad de México, el pasado 18 de noviembre, donde la ultraderecha internacional cobijó al activista de marras Eduardo Verástegui, y que la revista Proceso recogió en su análisis “Eduardo Verástegui, punta de lanza de la ultraderecha en México”.

Sobre el mismo suceso, el diario La Jornada publicó “El cónclave en México de la ultraderecha internacional” (https://www.jornada.com.mx/2022/11/23/opinion/022a1pol) donde, entre otros, relata la participación en ella de personajes como el “ex presidente polaco Lech Walesa; Eduardo Bolsonaro, hijo; vía teleconferencia, Donald Trump y su estratega estrella Steve Bannon; Santiago Abascal dirigente del partido español neocolonialista Vox; Zury Ríos, hija del general Efraín Ríos Montt, presidente evangélico de Guatemala mediante golpe militar; Ramfis Domínguez-Trujillo, nieto del dictador de República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo; Christopher Landau, ex embajador de Estados Unidos en México; el senador republicano Ted Cruz y Javier Milei, líder de La Libertad Avanza en Argentina”.

Cierto que el desencanto democrático contamina amplias capas de la población a nivel global, pero lo es también que la democracia sigue perdiendo la guerra de las narrativas. La ultraderecha comienza a posicionarse como antes lo hizo el populismo. Es momento de robustecer el mensaje y la estrategia para ganar esta batalla, pero sobre todo es necesario consolidar nuevos contenidos y lograr consensos sobre la necesidad de avanzar hacia la integralidad democrática, como vía para su profundización. Sólo así se podrán superar sus debilidades, y conseguir democracias resilientes y completas, que otra vez derroten los embates de la reacción; si existe el eterno retorno, hay que usarlo a favor: Save Democracy.